domingo, 23 de septiembre de 2007
FÁCULA Nº 2
Fácula [mancha brillante del sol] Nº 2 no ha sido publicada hasta ahora, sin embargo comenzamos a planearla y hacerla poco después de la crisis argentina de diciembre de 2001, de allí algunas referencias bastante específicas a ese hecho de nuestra historia.
Preámbulo
Nos gustaría poder decir que poner a fácula en internet fue una pavada, pero nos sucedió todo lo contrario. Hacer esta segunda edición nos costó mucho trabajo, y casi todo se vincula a la difícil situación económica argentina que usted (si es argentino) también está viviendo.
Fácula nº2 tuvo que sacrificar la posibilidad de aparecerse en versión impresa, y esto nos disgusta, porque sabemos que gran parte de nuestro público adulto no va a volver a ver fácula y muchos no se van a enterar de que existe.
El otro problema (por darle nombre) también se nos planteó a raíz de esta situación y del nuevo mundo (o en transformación, al menos). Se trata del esfuerzo psicológico que implica seguir creyendo que vale la pena continuar con un proyecto que ideamos como una manera de contribuir a las dificultades ya existentes. Y habiéndonos sentido superadas tantas veces, en muchas ocasiones dudamos de editarla otra vez.
No obstante, hubo momentos en que irradiamos optimismo y otros en los que nos aprovechamos de nuestra mísera convicción. En esos instantes se gestó esta edición que, finalmente, pudimos terminar y que nos animamos a mostrarles a ustedes.
En mucho de lo que van a leer no encontrarán un mundo paralelo, donde todo es rosa. Sino que van a encontrar su mundo, nuestro mundo, este mundo que, a pesar del arcoiris de canas que nos saca cada día, a veces nos saca sonrisas y carcajadas escondidas.
Sólo esperamos que la disfruten como nos pasó a nosotras en esos -optimistas- momentos en los que la hicimos. Quién sabe cuántos ratos más de esos van a atacarnos y, en consecuencia, cuánto tiempo más demorará nuestra próxima edición.
Nada más. Comience cuando quiera y termine cuando le parezca.
Las hacedoras de fácula.
Fácula nº2 tuvo que sacrificar la posibilidad de aparecerse en versión impresa, y esto nos disgusta, porque sabemos que gran parte de nuestro público adulto no va a volver a ver fácula y muchos no se van a enterar de que existe.
El otro problema (por darle nombre) también se nos planteó a raíz de esta situación y del nuevo mundo (o en transformación, al menos). Se trata del esfuerzo psicológico que implica seguir creyendo que vale la pena continuar con un proyecto que ideamos como una manera de contribuir a las dificultades ya existentes. Y habiéndonos sentido superadas tantas veces, en muchas ocasiones dudamos de editarla otra vez.
No obstante, hubo momentos en que irradiamos optimismo y otros en los que nos aprovechamos de nuestra mísera convicción. En esos instantes se gestó esta edición que, finalmente, pudimos terminar y que nos animamos a mostrarles a ustedes.
En mucho de lo que van a leer no encontrarán un mundo paralelo, donde todo es rosa. Sino que van a encontrar su mundo, nuestro mundo, este mundo que, a pesar del arcoiris de canas que nos saca cada día, a veces nos saca sonrisas y carcajadas escondidas.
Sólo esperamos que la disfruten como nos pasó a nosotras en esos -optimistas- momentos en los que la hicimos. Quién sabe cuántos ratos más de esos van a atacarnos y, en consecuencia, cuánto tiempo más demorará nuestra próxima edición.
Nada más. Comience cuando quiera y termine cuando le parezca.
Las hacedoras de fácula.
Personas incorregibles (parte 1)
Los que esperan y los que hacen esperar
Dora Lloret
Inevitablemente usted está en alguno de estos grupos porque hay dos maneras de llegar a una cita: a tiempo o tarde. Pero ¿qué siente usted si le digo que no tiene manera de corregir esa conducta?
He aquí los perfiles de estas dos personas. ¿Con cuál se identifica?
PERFIL DEL QUE ESPERA
1. ¿No ha notado que el dueño del local en el que usted se va a encontrar sospecha que usted está haciendo de campana para un gran robo?. Es más, ¿tiene cara de inocente? ¡peor! usted es la persona ideal para ese tipo de trabajo. Y cuando llega la persona a su encuentro usted no siente el alivio que pensaba: ¡es su cómplice!
2. Siente que todo el mundo lo está mirando, sabe que usted está esperando y que además es de esa clase de personas que esperan.
3. Usted toma de referente del tiempo que espera al señor que está en el bar de enfrente, que se dispone a desayunar. El mozo le trae el desayuno. Su referente bebe de a sorbos mientras lee el cuerpo central del diario, mastica una medialuna, la otra; ya va por los chistes... sección deportes. Usted ha aprendido que su amigo tiene la costumbre de llegar tarde y que el señor de enfrente no lee la sección económica argentina (no hace falta explicar por qué)
4. Para ser menos sospechoso, usted se para a mirar vidrieras. Pero primero debería aprender a mirar vidrieras, por ejemplo, de su amigo que lleva diez minutos retrasado a dos cuadras porque vio una campera espectacular, y una guitarra increíble, y el último cd de...
5. Un día, harto de esperar (siempre) quince minutos a su amigo, decide ir diez minutos después de la hora acordada para esperar un poco menos. Ese día su amigo llega puntual (al menos antes que usted), pero lo peor es que ¡usted se siente terrible por haberlo hecho esperar una sola vez en su vida!
6. El día que usted se levanta decidido a no pasar más ridículos, a poner las cosas en su lugar y marcar límites -empezando por su amigo- toma la drástica decisión de no esperar más de cinco minutos. Así lo hace, sin saber que su amigo llegó detrás suyo y lo esperó media hora. Seguro que usted también se sintió terriblemente dañino por lo que hizo. Pero no se preocupe, su amigo tiene las estrategias de la 1 a la 4 para vengarse de usted.
PERFIL DEL QUE HACE ESPERAR
Retrasarse cinco minutos suele ser hasta lógico: no todos los relojes están sincronizados igual. Pero tener a alguien esperándolo bajo la copiosa lluvia o lastimosos rayos de sol durante quince minutos -media hora y los pacientes crónicos hasta una hora o más- es todo un arte; y al contrario de lo que puede estar pensando, usted NO MERECE una felicitación.
Ahora veamos alguna de sus características:
1. No siente pena (salvo casos extremos) por el que lo está esperando y, generalmente, no pide disculpas porque no se considera en falta.
2. Es de caminar lento y siempre tiene nuevos comentarios sobre los detalles de antiguos edificios, una remera que va a ser boom en el verano, etc.
3. Usted tiene la dificultad innata de calcular el tiempo que puede demorar en caminar cinco cuadras y de imaginar imprevistos (que el colectivo se demore o rompa, que sea necesario caminar una cuadra extra por inundación, etc.)
4. Como los cinco minutos de demora son lógicos, usted piensa en el tiempo pasado de cinco en cinco minutos (usted no pierde el tiempo)
5. Usted es de esas desdichadas personas a la que siempre le ocurren accidentes -¡justo!- cuando iba a salir de su casa (que casualmente es la hora a la que debería haber salido para llegar a tiempo)
6. Usted sabe que todos saben que su costumbre es demorar 5+5+5... minutos. Suelen hacerle bromas e ,inclusive, a veces las inicia usted. Aún así, decide continuar con su práctica, porque sabe que los demás saben de esa costumbre.
Consejos
Al que espera:
1. Llegue puntual a una primera cita:
a) Puede que se encuentre con alguien como usted, en este caso: no haga nada para perder a esa persona.
b) Si aquel con el que se va a encontrar demora, mida el tiempo que lo hacen esperar y calcule sobre la base de 5+5+5... minutos la hora aproximada a la que va a ir a la próxima cita.
2. Si se va a encontrar con alguien que lo ha hecho esperar siempre, avísele previamente cuánto tiempo lo va a esperar y espérelo cinco minutos más de lo que le dijo (recuerde cuál es la ecuación con la que se maneja esa persona)
3. Si el que lo hace esperar es su amigo, supongo que ya le ha hecho notar su enojo. ¿Todavía no?, bueno, es hora de que lo haga (un consejito más: ser sutil sólo juega en su contra)
Al que hace esperar:
1. Si usted calcula que, comenzando a arreglarse media hora antes de la cita, va a llegar a tiempo, y llega media hora después de lo que debería haber llegado, ya tiene la ecuación perfecta: ¡comience una hora antes!
2. Usted puede ser más considerado con el que lo espera, si elige como punto de encuentro un lugar que concuerde con los gustos de esa persona. De esa manera su demora puede llegar a ser agradecida, pero no se abuse.
3. Cuando sus amigos le hacen saber que el horario de encuentro para usted es de quince minutos antes que para el resto, le están queriendo decir algo: ¡sea puntual!
Dora Lloret
Inevitablemente usted está en alguno de estos grupos porque hay dos maneras de llegar a una cita: a tiempo o tarde. Pero ¿qué siente usted si le digo que no tiene manera de corregir esa conducta?
He aquí los perfiles de estas dos personas. ¿Con cuál se identifica?
PERFIL DEL QUE ESPERA
1. ¿No ha notado que el dueño del local en el que usted se va a encontrar sospecha que usted está haciendo de campana para un gran robo?. Es más, ¿tiene cara de inocente? ¡peor! usted es la persona ideal para ese tipo de trabajo. Y cuando llega la persona a su encuentro usted no siente el alivio que pensaba: ¡es su cómplice!
2. Siente que todo el mundo lo está mirando, sabe que usted está esperando y que además es de esa clase de personas que esperan.
3. Usted toma de referente del tiempo que espera al señor que está en el bar de enfrente, que se dispone a desayunar. El mozo le trae el desayuno. Su referente bebe de a sorbos mientras lee el cuerpo central del diario, mastica una medialuna, la otra; ya va por los chistes... sección deportes. Usted ha aprendido que su amigo tiene la costumbre de llegar tarde y que el señor de enfrente no lee la sección económica argentina (no hace falta explicar por qué)
4. Para ser menos sospechoso, usted se para a mirar vidrieras. Pero primero debería aprender a mirar vidrieras, por ejemplo, de su amigo que lleva diez minutos retrasado a dos cuadras porque vio una campera espectacular, y una guitarra increíble, y el último cd de...
5. Un día, harto de esperar (siempre) quince minutos a su amigo, decide ir diez minutos después de la hora acordada para esperar un poco menos. Ese día su amigo llega puntual (al menos antes que usted), pero lo peor es que ¡usted se siente terrible por haberlo hecho esperar una sola vez en su vida!
6. El día que usted se levanta decidido a no pasar más ridículos, a poner las cosas en su lugar y marcar límites -empezando por su amigo- toma la drástica decisión de no esperar más de cinco minutos. Así lo hace, sin saber que su amigo llegó detrás suyo y lo esperó media hora. Seguro que usted también se sintió terriblemente dañino por lo que hizo. Pero no se preocupe, su amigo tiene las estrategias de la 1 a la 4 para vengarse de usted.
PERFIL DEL QUE HACE ESPERAR
Retrasarse cinco minutos suele ser hasta lógico: no todos los relojes están sincronizados igual. Pero tener a alguien esperándolo bajo la copiosa lluvia o lastimosos rayos de sol durante quince minutos -media hora y los pacientes crónicos hasta una hora o más- es todo un arte; y al contrario de lo que puede estar pensando, usted NO MERECE una felicitación.
Ahora veamos alguna de sus características:
1. No siente pena (salvo casos extremos) por el que lo está esperando y, generalmente, no pide disculpas porque no se considera en falta.
2. Es de caminar lento y siempre tiene nuevos comentarios sobre los detalles de antiguos edificios, una remera que va a ser boom en el verano, etc.
3. Usted tiene la dificultad innata de calcular el tiempo que puede demorar en caminar cinco cuadras y de imaginar imprevistos (que el colectivo se demore o rompa, que sea necesario caminar una cuadra extra por inundación, etc.)
4. Como los cinco minutos de demora son lógicos, usted piensa en el tiempo pasado de cinco en cinco minutos (usted no pierde el tiempo)
5. Usted es de esas desdichadas personas a la que siempre le ocurren accidentes -¡justo!- cuando iba a salir de su casa (que casualmente es la hora a la que debería haber salido para llegar a tiempo)
6. Usted sabe que todos saben que su costumbre es demorar 5+5+5... minutos. Suelen hacerle bromas e ,inclusive, a veces las inicia usted. Aún así, decide continuar con su práctica, porque sabe que los demás saben de esa costumbre.
Consejos
Al que espera:
1. Llegue puntual a una primera cita:
a) Puede que se encuentre con alguien como usted, en este caso: no haga nada para perder a esa persona.
b) Si aquel con el que se va a encontrar demora, mida el tiempo que lo hacen esperar y calcule sobre la base de 5+5+5... minutos la hora aproximada a la que va a ir a la próxima cita.
2. Si se va a encontrar con alguien que lo ha hecho esperar siempre, avísele previamente cuánto tiempo lo va a esperar y espérelo cinco minutos más de lo que le dijo (recuerde cuál es la ecuación con la que se maneja esa persona)
3. Si el que lo hace esperar es su amigo, supongo que ya le ha hecho notar su enojo. ¿Todavía no?, bueno, es hora de que lo haga (un consejito más: ser sutil sólo juega en su contra)
Al que hace esperar:
1. Si usted calcula que, comenzando a arreglarse media hora antes de la cita, va a llegar a tiempo, y llega media hora después de lo que debería haber llegado, ya tiene la ecuación perfecta: ¡comience una hora antes!
2. Usted puede ser más considerado con el que lo espera, si elige como punto de encuentro un lugar que concuerde con los gustos de esa persona. De esa manera su demora puede llegar a ser agradecida, pero no se abuse.
3. Cuando sus amigos le hacen saber que el horario de encuentro para usted es de quince minutos antes que para el resto, le están queriendo decir algo: ¡sea puntual!
El infinito
Dora Lloret
Hay algunas cosas en el mundo que son finitas pero infinitas de contar, como por ejemplo cuántos insectos hay. Ese desconocimiento no nos angustia en absoluto -al menos no a mí- porque al final sabemos que son limitados.
Pero hay cuestiones que me dejan patitiesa, simplemente porque la explicación está más allá de lo que se puede ver. En este caso me refiero concretamente al infinito, ese lugar profundo y sin fin donde se encuentra -finalmente- la Tierra.
Hagamos una aproximación de lugares para ubicarnos mejor: me encuentro sentada en una silla, dentro de una habitación que forma parte de una casa rodeada por otras en lo que se conoce como manzanza, ésta está dentro de un barrio que queda en San Miguel de Tucumán, capital de la provincia de Tucumán, sita en el noroeste de la República Argentina. Mi país -que forma parte del Mercosur- está en América del Sur, una de las tres Américas. El Continente Americano -considerado parte de Occidente- está dentro de la Tierra. El planeta está dentro del sistema solar, que se encuentra dentro de la vía láctea que se encuentra en... el universo que está en...
Donde no hay sostenes para nada. La Tierra flota en un universo que flota en la vía láctea que, a su vez, flota en el infinito. Un infinito hueco negro donde no se sabe qué más hay. En el final no hay nada, porque no hay final.
Hay algunas cosas en el mundo que son finitas pero infinitas de contar, como por ejemplo cuántos insectos hay. Ese desconocimiento no nos angustia en absoluto -al menos no a mí- porque al final sabemos que son limitados.
Pero hay cuestiones que me dejan patitiesa, simplemente porque la explicación está más allá de lo que se puede ver. En este caso me refiero concretamente al infinito, ese lugar profundo y sin fin donde se encuentra -finalmente- la Tierra.
Hagamos una aproximación de lugares para ubicarnos mejor: me encuentro sentada en una silla, dentro de una habitación que forma parte de una casa rodeada por otras en lo que se conoce como manzanza, ésta está dentro de un barrio que queda en San Miguel de Tucumán, capital de la provincia de Tucumán, sita en el noroeste de la República Argentina. Mi país -que forma parte del Mercosur- está en América del Sur, una de las tres Américas. El Continente Americano -considerado parte de Occidente- está dentro de la Tierra. El planeta está dentro del sistema solar, que se encuentra dentro de la vía láctea que se encuentra en... el universo que está en...
Donde no hay sostenes para nada. La Tierra flota en un universo que flota en la vía láctea que, a su vez, flota en el infinito. Un infinito hueco negro donde no se sabe qué más hay. En el final no hay nada, porque no hay final.
Cocina elemental

Hervir agua
Masnena Murcia
Si ya ha leído la primera parte de Cocina Elemental, que sea rebienvenido, sino, simplemente bienvenido. Que le sea de provecho los consejos que se le dan en esta sección, dedicada a los novatos en el arte (porque es un arte, y no se discute) de la cocina.
En esta oportunidad aprenderemos a hervir agua, algo que es importante como base para muchas otras preparaciones que iremos aprendiendo con la evolución de nuestro curso. Por favor, si no ha leído la primera parte "Cómo encender una hornalla", y no sabe hacerlo, no intente hervir agua. Porque a menos que la temperatura ambiente sea de 100º C (con lo que se encontraría potencialmente muerto), no va a poder lograrlo.
Lección 2: Cómo hervir agua.
A continuación los elementos necesarios y pasos que tiene que seguir para hervir agua:
Elementos:
-Fuente de calor: Generalmente una hornalla (Ver Lección 1), pero puede hacer fuego en un brasero o a manera de campamento(ramitas, leña). No se aconseja el uso de fuego con petróleo o derivados, quema de cubiertas, lava volcánica, ni fuego de pasión.
-Recipiente: Una pava, un jarro o una olla. Es muy importante que el recipiente soporte altas temperaturas. No use un recipiente con demasiados agujeros, un colador puede parecer confiable, pero no es útil en nuestro caso.
-Agua: No vamos a hervir en esta oportunidad otro elemento, porque acorde con lo visto en nuestro curso, no estamos todavía preparados. Puede conseguir agua de la canilla, agua mineral (no aconsejable por su alto precio), fuentes naturales de agua dulce(ríos, lagunas, lluvias). No use agua de mar (eso lo veremos en la sección hervir agua salada), ni aguas cloacales, hervir soda no es una buena idea (el gas y burbujas se tratarán más adelante).
Pasos a seguir:
-Encender la fuente calórica.
-Llenar el recipiente elegido con agua. Asegúrese que el recipiente esté limpio y no contenga nada. A veces las mascotas se meten en los recipientes, y el hervido de animales no será cubierto en esta ocasión.
-Poner el recipiente sobre la hornalla y dejar actuar al calor. Saque sus manos de encima y de adentro del recipiente durante este proceso.
-El agua hervirá en unos minutos. Para saber si el agua ha hervido, es decir ha alcanzado el punto "stákepela":
-Fíjese si hay burbujas en la superficie (ebullición).
-Si se trata de una pava, puede silbar, o tirar humo por el pico(silbohumición).
-Si al tocar el agua su piel reacciona con enrojecimiento y ampollas(quemazón).
-Quitar el recipiente de la fuente calórica elegida. Si no desea quemarse, hágalo con algo aislante, como un repasador, una manopla, un guante de amianto, una piel de zorro. Si se ha olvidado el agua en el fuego demasiado tiempo, es posible que el líquido desaparezca. Las razones de este hecho, no atañen a nuestra materia.
Consideraciones y excepciones:
-El agua hervida, no permanece siempre así, sufre lo que se llama enfriamiento. Por lo que debe hervir el agua cuando la esté por usar, a menos que conste con un termo o similar. El uso de la heladera no contrarresta el proceso de enfriamiento, increíblemente, lo acelera.
-No maneje el agua con las manos desnudas, puede ser muy doloroso.
-El agua hervida no es refrescante. No la use para llenar una pileta de natación o para juegos carnavalescos. Por más gracioso que esto pueda resultar, es ilegal.
-Si le da un baño de agua hervida a sus peces, terminará preparando una cazuela(válido para otros animales).
-El agua bendita que se hierve, sigue siendo bendita.
- Al tirar agua bendita a un vampiro éste se quema, al tirar agua hervida (bendita o no) a cualquier persona ésta se quema.
Rostros bonitos, cabezas vacías y personas engañadas
Dora Lloret
El siguiente relato no está basado en un hecho real, sólo es una suposición. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los papeles definidos para hombre y mujer pueden ser invertidos.
Con el salto de garrocha, aparezco sentada en mi cama. Dormida y desconcertada miro fijo el reloj con los ojos nublados por el cielo de Grecia. Cuando alcanzo a distinguir que me dormí media hora, maldigo la segunda oportunidad que me dieron en los sueños olímpicos.
Otro salto (pero ahora real) hace evidente que sólo soy competente para soñar esos esfuerzos. Pero no tengo excusas; con media hora de retraso voy a perder ese trabajo que busqué por tanto tiempo.
Mientras intento vestirme pienso -¿cómo será el cliente?, tenía voz de joven...(suspendo el pensamiento). No encuentro el pantalón.
-¿Má?, ¿viste mi pantalón negro?.
- ¡Qué se yo!, buscalo vos que estoy apurada.
- ¡Pero aquí no está!
- ¡Ahh!, está para planchar.
Dios mío, empiezo mal. A ver, busco una camisa...¡bué!, está algo achicharradita, ya que plancho el pantalón le doy también una pasada. Las sandalias. ¡La pucha!, ¡qué tierra que tienen!. Tal vez con un cepillo alcance. Obvio que no, trapito y pomada, los dedos me quedaron una negrada. Mucho jabón y ocho litros de agua me dejaron como salida de las Cataratas del Niágara (como te extraño, gomita del Paint).
Bajo rajando las escaleras, chancleteando las brillantes sandalitas negras. Abro la tabla de planchar y me pierdo entre la ropa destinada al lifting.
Quiero enchufar la plancha ¿dónde está el maldito adaptador?. Entre comedor y comedor pico unas galletitas. Las ocho y cuarto ¡me dejé la camisa arriba! Chancletazos otra vez, subo los escalones de a tres. Con el trofeo ganado bajo por el pasamanos. Con la plancha calentita y muy poco amor, plancho las piernas de a dos y dejo para otro día el cuello de la camisa.
Corro al baño y, en dos segundos, tengo el peinado despeinado más moderno. Maquillaje al natural, casi me olvido de los dientes. En diez tengo que estar con el cliente y ni una moneda para el taxi. Agarro la cartera y al son de "Carrozas de fuego" cruzo la linea esperada con alardes victoriosos que destruyo cuando recuerdo que recién salí de casa. La luz me mata los ojos más cerrados que abiertos. Me olvidé los anteojos de sol (cómo te extraño botoncito para el brillo del monitor)
Las piernas no me alcanzan para hacer pasos más grandes y me siento toda una atleta... de 202 años. Por un milagro de Dios llego al encuentro en punto y el sudor que me rodea la nariz me cae justo, cuando un elegante señor abre la puerta del bar. Agitada le pregunto -¿señor Portal?
Recorrida por los ojos negros, le corto la inspiración -Dora Lloret. Con la mano extendida -Víctor De la Puerta. Roja como un clavel -disculpe, lo confundí.
Entro y me siento ahí, en la primera mesa que veo, cuando abre la puerta mi Romeo. Trajecito oscuro, la cara tostada, lo persigo con la mirada y aunque sus ojos me esquivan, finalmente se posan en mí. Giro la cabeza a un costado mientras lo sigo mirando de lado y no sé para dónde huir cuando veo que se acerca hasta aquí.
-¿Dora Lloret?
(¡Dios mío!, ¡te estuve buscando toda esta vida insulsa!) Morada como una violeta, tartamuda como sólo yo: -Señor Portal
- Por favor, Julián.
Con esa risita nerviosa, dirá que soy una babosa -¡jé, jé! Julián. Mientras se sienta lo examino y controlo esos desatinos que me pongan en evidencia. Tomo aire y con paciencia voy recuperando la calma.
-¿Dos cafés?
- Dos cafés
- Bueno vayamos al grano
(¿Grano?, ¿dónde?, ¿en la nariz o la mejilla?)
- ¿Dora?
- Eh, eh, sí... perdón
- ¿Estás bien?
- Sí, vayamos al grano.
Lo miro con atención para escucharlo mejor, pero me pierdo en sus ojos con la primera frase que dice. Pecando de enamorada, me perdí cada palabra, pero alcanzo a oir una que me pone en alerta. Cambio mi mirada a neutral y agudizo mi oido. ¡Jamás nadie ha dicho semejantes bobadas!.
Triste y desencantada, enfatizo mi cara de embole. ¿Puede ser que no lo note? Me habla re-canchero y dice frases de ganador como sólo un experto perdedor es capaz de hacerlo. Sin cambiar mi gesto y evitando las sonrisas, adivino los motivos de tanta elegancia en un hombre que de ignorancia no entiende ni jota. Imagino su silencio, y encarno todas las muecas de desprecio que se me pasan por la mente, pero este indigente de cordura no piensa callarse y yo, al borde de la locura, me levanto casi sonámbula, me dirijo hacia la puerta y... ¡me voy!
Con una gran sonrisa, disfruto de mi suerte por haber podido huir y trato de no oir sus llamados desde el bar. Yo conseguí zafar, ahora que se lo aguante otro que piense que detrás de un rostro hermoso hay un gran cliente.
El siguiente relato no está basado en un hecho real, sólo es una suposición. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los papeles definidos para hombre y mujer pueden ser invertidos.
Con el salto de garrocha, aparezco sentada en mi cama. Dormida y desconcertada miro fijo el reloj con los ojos nublados por el cielo de Grecia. Cuando alcanzo a distinguir que me dormí media hora, maldigo la segunda oportunidad que me dieron en los sueños olímpicos.
Otro salto (pero ahora real) hace evidente que sólo soy competente para soñar esos esfuerzos. Pero no tengo excusas; con media hora de retraso voy a perder ese trabajo que busqué por tanto tiempo.
Mientras intento vestirme pienso -¿cómo será el cliente?, tenía voz de joven...(suspendo el pensamiento). No encuentro el pantalón.
-¿Má?, ¿viste mi pantalón negro?.
- ¡Qué se yo!, buscalo vos que estoy apurada.
- ¡Pero aquí no está!
- ¡Ahh!, está para planchar.
Dios mío, empiezo mal. A ver, busco una camisa...¡bué!, está algo achicharradita, ya que plancho el pantalón le doy también una pasada. Las sandalias. ¡La pucha!, ¡qué tierra que tienen!. Tal vez con un cepillo alcance. Obvio que no, trapito y pomada, los dedos me quedaron una negrada. Mucho jabón y ocho litros de agua me dejaron como salida de las Cataratas del Niágara (como te extraño, gomita del Paint).
Bajo rajando las escaleras, chancleteando las brillantes sandalitas negras. Abro la tabla de planchar y me pierdo entre la ropa destinada al lifting.
Quiero enchufar la plancha ¿dónde está el maldito adaptador?. Entre comedor y comedor pico unas galletitas. Las ocho y cuarto ¡me dejé la camisa arriba! Chancletazos otra vez, subo los escalones de a tres. Con el trofeo ganado bajo por el pasamanos. Con la plancha calentita y muy poco amor, plancho las piernas de a dos y dejo para otro día el cuello de la camisa.
Corro al baño y, en dos segundos, tengo el peinado despeinado más moderno. Maquillaje al natural, casi me olvido de los dientes. En diez tengo que estar con el cliente y ni una moneda para el taxi. Agarro la cartera y al son de "Carrozas de fuego" cruzo la linea esperada con alardes victoriosos que destruyo cuando recuerdo que recién salí de casa. La luz me mata los ojos más cerrados que abiertos. Me olvidé los anteojos de sol (cómo te extraño botoncito para el brillo del monitor)
Las piernas no me alcanzan para hacer pasos más grandes y me siento toda una atleta... de 202 años. Por un milagro de Dios llego al encuentro en punto y el sudor que me rodea la nariz me cae justo, cuando un elegante señor abre la puerta del bar. Agitada le pregunto -¿señor Portal?
Recorrida por los ojos negros, le corto la inspiración -Dora Lloret. Con la mano extendida -Víctor De la Puerta. Roja como un clavel -disculpe, lo confundí.
Entro y me siento ahí, en la primera mesa que veo, cuando abre la puerta mi Romeo. Trajecito oscuro, la cara tostada, lo persigo con la mirada y aunque sus ojos me esquivan, finalmente se posan en mí. Giro la cabeza a un costado mientras lo sigo mirando de lado y no sé para dónde huir cuando veo que se acerca hasta aquí.
-¿Dora Lloret?
(¡Dios mío!, ¡te estuve buscando toda esta vida insulsa!) Morada como una violeta, tartamuda como sólo yo: -Señor Portal
- Por favor, Julián.
Con esa risita nerviosa, dirá que soy una babosa -¡jé, jé! Julián. Mientras se sienta lo examino y controlo esos desatinos que me pongan en evidencia. Tomo aire y con paciencia voy recuperando la calma.
-¿Dos cafés?
- Dos cafés
- Bueno vayamos al grano
(¿Grano?, ¿dónde?, ¿en la nariz o la mejilla?)
- ¿Dora?
- Eh, eh, sí... perdón
- ¿Estás bien?
- Sí, vayamos al grano.
Lo miro con atención para escucharlo mejor, pero me pierdo en sus ojos con la primera frase que dice. Pecando de enamorada, me perdí cada palabra, pero alcanzo a oir una que me pone en alerta. Cambio mi mirada a neutral y agudizo mi oido. ¡Jamás nadie ha dicho semejantes bobadas!.
Triste y desencantada, enfatizo mi cara de embole. ¿Puede ser que no lo note? Me habla re-canchero y dice frases de ganador como sólo un experto perdedor es capaz de hacerlo. Sin cambiar mi gesto y evitando las sonrisas, adivino los motivos de tanta elegancia en un hombre que de ignorancia no entiende ni jota. Imagino su silencio, y encarno todas las muecas de desprecio que se me pasan por la mente, pero este indigente de cordura no piensa callarse y yo, al borde de la locura, me levanto casi sonámbula, me dirijo hacia la puerta y... ¡me voy!
Con una gran sonrisa, disfruto de mi suerte por haber podido huir y trato de no oir sus llamados desde el bar. Yo conseguí zafar, ahora que se lo aguante otro que piense que detrás de un rostro hermoso hay un gran cliente.
Horoslococopo
Aries: azar: art. 14bis; super agente 86. En los negocios, no actúe a ciegas. Abra los ojos cuando decida jugar en el sillón con rueditas, recuerde que si rompe la computadora... los artículos importados aumentaron de precio.
Tauro: azar: -5; 12 cm. Su pareja lo deja hablar sin intervenir, no se preocupe, esa sordera es pasajera. Concéntrese y realice respiraciones profundas, la insuficiencia pulmonar que le diagnosticaron no es ninguna broma.
Géminis: azar: 96dpi ; 10:54 PM. ¿Está notando que la gente le grita con frecuencia? Quizás comience a entender por qué había tantas vacantes en el banco que lo empleó. Plántese muy firme en la realidad, el cantero del fondo puede ayudarlo.
Cáncer: azar: 5000 años luz; track 8. No demore en decidirse por trabajos con ganancias aseguradas. Recuerde que los políticos están buscando otra alternativa. Transmita los sentimientos que anidan en su corazón, pero evite sonidos como pío pío.
Leo: azar: 1/4; Falú 69. Protéjase de quienes no entiendan las cosas como usted. Ladrones acechan su casa. Evite papelones, cosa bien los botones de su ropa. Intente mejorar sus reflejos, comience cambiando de peluquería.
Virgo: azar: La vuelta al mundo en 80 días; 5ª edición. No exagere su amor por los rosales, ya están tapándole la puerta ... y la ventana ... el techo. ¡Haga algo pronto! No está mal proponerse cambios profundos, pero deje tranquilos sus riñones.
Libra: azar: siglo XX; pH 7. Cuidado con su costumbre de enfrentar las dificultades con una sonrisa, un golpe frontal puede hacerle perder los dientes. Pierde el miedo a las palabras directas; finalmente las sesiones de terapia eran la solución a su delirio de persecución.
Escorpio: azar: 83 km; 100 mt llanos. Si siente que las piernas le pesan, pruebe sacarse las bolsas de arena de los tobillos e idee una manera menos problemática de fortalecer sus pantorrillas. Consulte al oculista. CONSULTE AL OCULISTA.
Sagitario: azar: $300 per cápita; 52 hab./km2. Dejarse ganar por el enojo le dejará consecuencias visibles. Pruebe con un golpe de zurda. Su color favorito es el verde, asóciese a un grupo ecologista. Los dólares se esfumaron hace rato.
Capricornio: azar: 8848 m. sobre el nivel del mar; Jn 8,7. Continúan esas pesadillas en prisión, su dinero no pudo esquivar el corralito. Evite presionarse por cosas sin sentido, el piercing pronto pasará de moda.
Acuario: azar: Enrique VIII; 18ºC. Esté atento al mínimo detalle que le haga sospechar que debe girar en la dirección contraria. Muchos accidentes se evitan respetando las señales viales. En lo laboral, no espere reconocimientos, recuerde que es diputado... y argentino.
Piscis: azar: 500 millas; 9 de julio de 1816. Al fin establece relaciones sin demasiadas vueltas. El de la calesita no iba a aceptar a alguien mayor de 20 por mucho más tiempo. El azar está de su lado. Cuidado con los meteoritos.
Tauro: azar: -5; 12 cm. Su pareja lo deja hablar sin intervenir, no se preocupe, esa sordera es pasajera. Concéntrese y realice respiraciones profundas, la insuficiencia pulmonar que le diagnosticaron no es ninguna broma.
Géminis: azar: 96dpi ; 10:54 PM. ¿Está notando que la gente le grita con frecuencia? Quizás comience a entender por qué había tantas vacantes en el banco que lo empleó. Plántese muy firme en la realidad, el cantero del fondo puede ayudarlo.
Cáncer: azar: 5000 años luz; track 8. No demore en decidirse por trabajos con ganancias aseguradas. Recuerde que los políticos están buscando otra alternativa. Transmita los sentimientos que anidan en su corazón, pero evite sonidos como pío pío.
Leo: azar: 1/4; Falú 69. Protéjase de quienes no entiendan las cosas como usted. Ladrones acechan su casa. Evite papelones, cosa bien los botones de su ropa. Intente mejorar sus reflejos, comience cambiando de peluquería.
Virgo: azar: La vuelta al mundo en 80 días; 5ª edición. No exagere su amor por los rosales, ya están tapándole la puerta ... y la ventana ... el techo. ¡Haga algo pronto! No está mal proponerse cambios profundos, pero deje tranquilos sus riñones.
Libra: azar: siglo XX; pH 7. Cuidado con su costumbre de enfrentar las dificultades con una sonrisa, un golpe frontal puede hacerle perder los dientes. Pierde el miedo a las palabras directas; finalmente las sesiones de terapia eran la solución a su delirio de persecución.
Escorpio: azar: 83 km; 100 mt llanos. Si siente que las piernas le pesan, pruebe sacarse las bolsas de arena de los tobillos e idee una manera menos problemática de fortalecer sus pantorrillas. Consulte al oculista. CONSULTE AL OCULISTA.
Sagitario: azar: $300 per cápita; 52 hab./km2. Dejarse ganar por el enojo le dejará consecuencias visibles. Pruebe con un golpe de zurda. Su color favorito es el verde, asóciese a un grupo ecologista. Los dólares se esfumaron hace rato.
Capricornio: azar: 8848 m. sobre el nivel del mar; Jn 8,7. Continúan esas pesadillas en prisión, su dinero no pudo esquivar el corralito. Evite presionarse por cosas sin sentido, el piercing pronto pasará de moda.
Acuario: azar: Enrique VIII; 18ºC. Esté atento al mínimo detalle que le haga sospechar que debe girar en la dirección contraria. Muchos accidentes se evitan respetando las señales viales. En lo laboral, no espere reconocimientos, recuerde que es diputado... y argentino.
Piscis: azar: 500 millas; 9 de julio de 1816. Al fin establece relaciones sin demasiadas vueltas. El de la calesita no iba a aceptar a alguien mayor de 20 por mucho más tiempo. El azar está de su lado. Cuidado con los meteoritos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)